El 12 de octubre de 1946 tuvo lugar en el Santuario, ante la Sagrada Imagen de la Virgen de la Montaña, el acto del Voto Asuncionista con el siguiente juramento:
“Juramos solemnemente defender los misterios de vuestra asunción en cuerpo glorioso a los cielos; y de vuestra universal mediación. Con tu valimiento prometemos ser fieles a este voto y juramento. Amen”.
A continuación, y en medio de impresionante silencio, el secretario de Cámara del Obispado, muy Ilustre señor don Rafael Valencia, preguntó al pueblo si creía en la Asunción de la Virgen al Cielo y en su eterna Mediación entre Dios y los hombres. Miles de voces empapadas de santa emoción contestaron con un SI unánime que rodó por el aire hasta perderse en la altura. La voz colectiva de la ciudad se clavaba en el cielo.
El Ilustre y venerable prelado, don Francisco Cavero Tormo, alma de los cultos y solemnidades asuncionistas, se dirigió a los diocesanos con palabras fluidas y apostólicas, llenas de la emoción de la hora. Puntualiza la grandeza espiritual del momento que vive la ciudad de Cáceres y a cuánto se compromete en el orden religioso con el voto que hoy formula. Da gracias a cuantos han contribuido a plasmar en realidades gloriosas los anhelos del catolicismo cacereño, que hoy vibra de alegría y alto orgullo, al elevar hasta su Virgen un juramento de fe y amor que le hacen digno de su antepasado.
El venerable pastor terminó dando a todos sus bendición y pidiendo para la ciudad las del Cielo y la de la Virgen, a cuya gloria y reverencia iban dedicados todos los latidos de Cáceres en las jornadas del voto asuncionista.