La imagen

La imagen de la Virgen de la Montaña

La talla de la Imagen de la Virgen de la Montaña puede situarse cronológicamente entre los años 1620 y 1626. Fue encargada por el eremita, iniciador del culto, Francisco de Paniagua y el clérigo Don Sancho de Figueroa, fundador de la Cofradía.

Aunque es de autor desconocido, guarda similitudes estilísticas con la imaginería sevillana del siglo XVI y que algunos talleres mantienen durante el siglo XVII. Son tallas similares las de la Virgen del Pilar de Zaragoza y la de los Desamparados de Valencia.

La imagen está realizada en madera de nogal policromada, de cuerpo entero, situada sobre peñas terminadas en prismas. Lleva tallado un manto de color azul, que cae desde la cabeza y una túnica que sujeta con un cíngulo en color rojo y oro, con cuello rojo oscuro. Sostiene al Niño Jesús en el brazo izquierdo, el cual mira a la Madre con amor y Ella a los devotos.

Se trata de una imagen que atrae y cautiva por su perfecta proporción y el acabado de su talla, con un bello plegado del manto, que recoge bajo los brazos abriéndolo por delante, para presentar la túnica. La altura total es de 58 centímetros y 25 centímetros en el Niño. Descansa sobre una peana cuadrangular de 25 centímetros de lado, en la que reza, con bellas letras capitales del siglo XVII, la siguiente leyenda:

“NUESTRA SEÑORA DE MONSERRATE”

Por influencia de cierta moda renacentista, aun siendo una imagen de talla completa, se presenta a la veneración de los fieles ataviada con vestido, delantal, manto y toca.

Fue declarada Patrona Principal de la Ciudad el 2 de marzo de 1906, y su coronación canónica tuvo lugar el 12 de octubre de 1924.