Crece la colección de mantos de la patrona


La colección de mantos de la Virgen de la Montaña acaba de sumar dos nuevas incorporaciones. Se trata de dos piezas donadas por Charo Cordero y Teresa Gijón. Una es de color rojo cereza y la otra está confeccionada en tonos anaranjados. La patrona cuenta en estos momentos 130 mantos. La cosa no queda ahí porque está prevista la llegada al Santuario de otros dos mantos en los próximos meses, según avanza Pilar Murillo, la camarera de la Virgen. Además de amigas, Charo y Teresa son devotas de la Virgen de la Montaña. Tenían muchas ganas, ilustran, de regalarle un manto. Los han confeccionado ellas mismas, con un patrón base que les han facilitado desde la cofradía

130 mantos integran en estos momentos la colección de la Virgen de la Montaña. Está previsto que en los próximos meses se incorporen otros dos, uno de ellos será de cola y la talla podrá lucirlo durante el besamanto.

Charo es modista. A su pericia con la aguja se suma su experiencia. «Ya le hice un manto a la Virgen de Perales del Puerto, que es el pueblo de mis padres. Y tenía mucha ilusión por hacer algo a la Virgen de la Montaña», detalla.

Tras la donación de Teresa se esconde una promesa. «Tenía que ofrecerle algo porque ella me lo ha dado a mí. He estado malita y ella me ha dado todo. Tenía una deuda con ella. En mi familia todos somos de la Virgen de la Montaña. Tanto mis hijos, como mi marido y yo teníamos que ofrecerle algo», repite emocionada.

La cofradía espera la llegada de otros dos mantos al Santuario en los próximos meses

Estas dos mujeres, acompañadas por sus maridos, entregaron los mantos en el Santuario hace unos días, al término de la misa que se oficia cada jornada a las nueve de la mañana. Estuvieron arropadas, además, por familiares y amigos.

La pieza de Charo es de color cereza. Está confeccionada, descirbe, con seda de algodón estampado con motivos dorados. Una pasamanería remata el manto. El de Teresa es de color naranja y tambien tiene estampaciones doradas.

A la hora de decantarse por la tonalidad, cuentan, se dejaron aconsejar. Preguntaron que colores faltaban en la colección de la Virgen para cubrir los huecos existentes. «Hay que adaptarse a lo que tenga la Virgen», apostilla Teresa.

La pieza más antigua de la colección de la patrona fue donada por la reina Isabel II. Está confeccionada en raso blanco y recubierta con encaje de fondo de malla e hilo de oro y plata. Tiene, además, aplicaciones de flores bordadas en seda de color. La Virgen la lució en su coronación canónica, el 12 de octubre de 1924.